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Marzo/2019

Masajes: nutrición afectiva

El tacto nutritivo se vincula a todas las acciones relacionadas con el mecer, sostener, contener, abrazar, acariciar, arrullar y otras que implican contacto físico. El masaje es una de las tantas acciones que se pueden implementar. Hacer masajes a los bebés es una forma de contacto que nutre afectivamente tanto al pequeño como a la mamá.

Cuando se realiza el simple acto de poner las manos sobre el cuerpo del bebé, es una acción de proximidad que, si bien no implica movimiento, sí conlleva el sentido del contacto piel a piel. Esta época del año nos permite disfrutar y practicar caricias saludables que facilitan el vínculo del bebé con sus referentes afectivos. Acariciar no es hacer masaje, son dos formas diferentes de poner en juego el sentido del tacto y ambas tienen muchos beneficios.
Para hacer masajes a los bebés, enseño una técnica validada científicamente que implica aprender secuencias de movimientos que constituyen una práctica. Pero debemos reconocer que el acto de poner las manos en el cuerpo, reposando sobre el mismo, ya es contacto nutritivo, y provee de grandes aportes por la cercanía y las sensaciones que las manos, al reposar, generan a nivel del sistema nervioso del bebé.
Es la proximidad y su forma lo que propicia una suerte de continuidad con el abrazo del útero que vivió el recién nacido, como forma de contacto. No debemos olvidar que el tacto es el sentido que primero se desarrolla en el útero y es el último que se pierde. Por lo tanto, es importante desarrollar conciencia sobre cómo nos aproximamos al cuerpo del bebé: nuestro ritmo, velocidad, movimientos, atención, mirada y sostén.
El masaje ayuda aun más los estudios indican que el sentido del tacto se desarrolla entre la sexta y novena semana de gestación. La piel es extraordinaria, y hay muchos libros que pueden ayudar a descubrir todas sus maravillas. Es el órgano más grande y la primera y más importante conexión del ser humano con el mundo.
El conocido antropólogo Dr. Ashley Montagu, escribió: “Los seres humanos no pueden sobrevivir sin el tacto; es una necesidad básica”. En efecto, así es. Sin el tacto, el bebé humano moriría con toda seguridad. Con el tacto saludable, el pequeño no solamente sobrevive, sino que alcanza todo su potencial y huellas que permanecen en las posteriores etapas vitales.
La importancia del contacto piel a piel, adquiere un valor significativo como puerta de conocimiento del mundo. El bebé que se encontraba en el útero pasa al mundo exterior cuando nace, y necesita estar en contacto cuerpo a cuerpo para que ese pasaje no sea sufrido con gran impacto. Es lo que se llama exterogestación, el tiempo en que si bien se está afuera del útero aún se necesita el contacto físico para terminar el proceso de gestarse, desde la necesidad de ser cargado como contenido.
Su acomodación, asimilación y descubrimiento gradual junto al cuerpo de otro, vuelven importante la defensa de este contacto del bebé con otro ser, concibiéndolo como un derecho humano.
Por lo tanto, promover el contacto nutritivo es parte de una lucha internacional por los derechos de los padres hacia sus bebés y de los bebés hacia sus figuras de protección y cuidado, lucha en la que me siento comprometida para convocar a más familias a este movimiento de crianza con contacto. El derecho al acercamiento y a ser reconocido por esa forma de vínculo, permite el estímulo hacia otros procesos, dinámicas, sincronías y ritmos. No dejo de hacer énfasis en el yo/piel, como primer eslabón para la posibilidad de ser.
Por esto, si no sabemos hacer masajes a un bebé, siempre podemos brindarle caricias, hacer contacto sensible con la infancia, parte de las manos y queda latente como protección que cubre el desabrigo que todo bebé tiene al nacer. Es en el tacto, el transporte, las caricias, los cuidados, y los mimos en lo que hay que enfatizar, pues parece que incluso en ausencia de otras muchas cosas, estas son las experiencias básicas tranquilizadoras para que un bebé goce de salud mental y física.
El neurólogo Richard Restak lo dice así: “El contacto resulta que es tan necesario para el desarrollo normal de los bebés como el alimento y el oxígeno”, por lo tanto no podemos dejar de perder la posibilidad que nos brinda el clima de verano, en donde vestimos menos ropas lo que facilita también las sensaciones brindadas por este sentido tan importante.
Estén atentos, porque próximamente llegará a nuestro país una propuesta inédita que permitirá que más mamás y papás puedan disfrutar y aprendan a hacerles masajes a sus hijos desde bebés. Mientras tanto… empecemos con caricias nutritivas.


Maria Soledad Vieytes
LIC. EN PSICOLOGIA
INSTRUCTORA DE MASAJE INFANTIL
DIRECTORA TÉCNICA FUNDACION CANGURO


 

Fecha
02/03/2019
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