Ante todo, no hay que perder de vista nunca que el dormitorio de los más chicos también es un espacio de juego y guardado. Por eso, es conveniente dimensionar y planificar el espacio desocupado, que de vacío tendrá poco y de juego mucho.
Distribución del dormitorio
Cómo ubicar las cunas o camas será clave para definir la distribución del dormitorio. Podemos probar moviendo las cosas o bien, si no tenemos las cunas, se puede doblar una frazada del tamaño que tendrá la cama (o elaborar una plantilla de cartón) que nos de una idea del espacio que estamos liberando a nivel del suelo.
Si contamos con un lugar de dimensiones más bien cuadradas, una disposición de cunas en L es una alternativa que genera entre ellas un lugar para jugar. En cambio, si el espacio tiene superficies rectangulares, podemos acomodarlas en línea una respecto a otra, o bien, como es más convencional, en paralelo con la cabecera apoyada en la pared. Hay que tener en cuenta que acomodar las camas contra la pared implica más trabajo para tenderlas, pero en general se libera más espacio de juego para ellos.
Más adelante, cuando ya son más grandes se puede pensar en camas a distintos niveles: dispuestas una encima de la otra, colgantes del techo o de manera perpendicular. Si las dos camas las ubicamos a un nivel más alto podemos generar debajo una ampliación de la zona de juego o una mesa de apoyo con sillas para dibujar, pintar y hacer los deberes.
Uso del color
Si queremos incorporar color, el dilema aparece cuando se espera una nena y un varón. ¡A no estresarse! Allí pueden ser útiles los textiles de cada cama, eligiendo un color para cada uno. Otra opción puede ser sectorizar colores en los espacios que ocupará cada cuna o bien colgar móviles de diseños diferenciados.
Cuando la habitación es pequeña, optar por tonalidades neutras y colores claros ayudará a no sentirse abrumado, dando sensación de calma y amplitud, potenciando además la luminosidad del dormitorio. Un espacio con colores serenos además favorece el descanso. Es conveniente utilizar colores claros y neutros en las cortinas, los que ayudarán a atenuar la luz del día y generar un espacio más tranquilo.
Si queremos añadir un color vibrante en la pared, podemos pensar en un recurso que la sectorice de algún modo: un zócalo pintado a la altura de la cuna o un juego geométrico para generar un “arriba-calmo” que se aprecie desde la cuna y ayude a conciliar el sueño de nuestros bebés.
No debemos olvidarnos que los juguetes, buggys, caminadores, traerán inevitablemente un montón de color y vida al dormitorio.
(Des) Orden
Los dormitorios minimalistas y súper ordenados no existen o son difíciles de encontrar. Quizá los primeros meses del bebé o durante una siesta en la que nos esmeramos en guardar, todo logremos cierto orden, que desaparecerá hasta un nuevo y pronto encuentro con los juguetes.
Pensemos que el capital de juguetes va en aumento, y con ellos los colores vivos, las texturas y los tan preciados sonidos. Eso hace que los dormitorios sean súper divertidos, y estén en constante cambio. Por eso, es aconsejable que los elementos de decoración sean, en su mayoría, cosas que nuestros bebés puedan tocar y experimentar, ya que en definitiva es para ellos que planificamos el dormitorio.
Elementos Singulares
En espacios de colores neutros hay elementos que por su singularidad o sus dimensiones pueden volverse los protagonistas: puede ser una cómoda, una veladora, un aplique colgante de techo, una geometría o estampado en la pared, un sillón de amamantar, un vinilo con un diseño particular en la pared.
Si se desea y hay espacio en el dormitorio para un sillón de amamantar o mecedora, probablemente se necesite uno amplio y cómodo, a su vez que sea con una tela fácil de limpiar.
Hay almohadones de amamantar para dos bebés que luego, cuando son más grandes, se pueden utilizar para ayudarlos a mantenerse sentados si estamos jugando en el suelo.
Guardado creativo
Se pueden colocar redes, que unidas a distintos puntos en las paredes e incluso en un nivel más alto, permitan guardar juguetes, pelotas y otros elementos, que quedarán visibles y formarán parte del todo. Es un recurso que puede ser utilizado si el dormitorio es reducido o incluso para introducir lo lúdico de una manera novedosa.
Optar por puertas corredizas o cortinas con una tela con buena caída como cierre de los placares, son alternativas que nos permiten arrimar elementos a ellos, como cómodas, camas, cunas, sin entorpecer su acceso.
Utilizar el espacio que queda debajo de las camas puede ser de utilidad. Si bien las cajas u organizadores deben tener determinada altura (unos 20-25cm) tenemos una gran capacidad de guardado ahí.
Un espacio único para cada uno
Podemos personalizar el espacio de cada niño en principio en el área inmediata a las cunas. Cuando son bebés, una opción es ubicar sus nombres encima con una letra corpórea, o en vinilo; o bien fotos de ellos impresas en un bastidor o cuadro. A medida que crecen y podemos identificar en ellos intereses en particular, se puede generar un área de hobbies asociado a cada uno. Otra idea interesante es ubicar estanterías poco profundas cerca de la cama, de modo de poder tener al alcance los libros que a nuestros hijos les gusta leer antes de dormir.
El desafío puede ser doble, pero no por eso menos divertido, ¡Anímense!
Arq. Valeria Rohrer
Arquitectura - Interiorismo - Diseño industrial
estudiounoauno@gmail.com
