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Octubre/2018

Bebé real. Desafíos del encuentro

En el embarazo se conjugan distintas emociones que quedan desbordadas por el entusiasmo y la alegría; pero también se viven miedos e inseguridades. Un rol activo de la mamá en el trabajo de parto se consolida durante el embarazo; por eso la preparación para el parto debe incluir aspectos físicos, emocionales y cognitivos.

El embarazo es una etapa de muchos cambios psicológicos, por los cuales una pareja transita una vez que decide tener un hijo. Por suerte, la naturaleza, sabia, le da tiempo a la mujer y el varón para ir procesando esos cambios. La forma de transitar esta etapa depende, entre otras cosas, de las características personales, de las redes sociales que tenga una pareja, y del momento en el que llega el embarazo a la vida de ellos.
Diremos primero que el embarazo implica una CRISIS evolutiva por el impacto que puede llegar a tener en la vida de una persona. Los cambios que se van dando en el cuerpo de la mujer a medida que avanza el embarazo, tienen su correlación en la psiquis de ella y en la psiquis de su pareja también, es decir, el embarazo no es solo cuestión de las mujeres que están gestando ese ser, sino también, tiene un impacto en los varones. Es que la mente tanto de los varones como de las mujeres tiene que hacer un “trabajo” para preparar la llegada de un hijo, para convertirse en “madre” y en “padre”.
Este “trabajo” tiene que ver con el surgimiento de una nueva identidad: la de madre y la de padre y con toda la transformación psíquica que esto conlleva. Esta nueva identidad se comienza a construir en el embarazo y tiene que ver también con los modelos internalizados que cada uno lleva de sus propios padres. Los modelos a seguir y los modelos a evitar. Se relaciona también con “hacer un lugar en la mente” de los padres para el bebé. Los padres “portarán” a su bebe adentro suyo para el resto de la vida: en eso consiste construir ese lugar interior que se irá modificando y transformando en la interacción con el bebé real una vez que nazca.
Otra característica o elemento que aparece durante el embarazo tiene que ver con una HIPERSEN-SIBILIDAD que muchas mujeres y varones describen como una preocupación por cosas que antes no tenían o por hechos que antes no los afectaban de la misma forma. Hay investigaciones recientes que muestran que el cerebro de la mujer se modifica hacia el final del tercer trimestre del embarazo. Las zonas cerebrales encargadas de “leer” las emociones en los rostros de las otras personas se encuentran mas grandes, con mayores conexiones neuronales. Esto se relaciona al hecho de que pronto, una vez que nazca el bebé, decodificar sus necesidades será primordial para su supervivencia. La HIPERSENSIBILIDAD permite que tanto la mujer como el varón puedan ponerse en el lugar de su bebe, y así intentar comprenderlo y sostenerlo tanto en sus necesidades físicas como afectivas. Esta es la base de un vínculo de apego seguro, y requiere de adultos atentos y disponibles afectivamente.


“Es que la mente de varones y mujeres tiene que hacer un trabajo para preparar la llegada de un hijo”

El encuentro con el bebé real.
Durante el embarazo la mente “ensaya” diferentes versiones del bebé para prepararse para el encuentro. Aún cuando hoy existen ecografías con mucha precisión en la imagen y se pueda conocer el rostro, la mente de la madre y del padre imaginan a su bebé de distintas maneras y con diferentes atributos. Esto los prepara para el encuentro real que muchas veces es muy distinto al que los padres imaginaron. Hay que conocerse a partir del nacimiento y eso lleva algún tiempo.
El bebé real es un desconocido para los padres. Se requiere tiempo para conocerse, y comenzar así a decodificar las señales que mutua-mente se van dando en la interacción cotidiana. Las redes de ayuda con las que cuenten los padres resultan cruciales a la hora de poder sostener a un bebé recién nacido que demanda mucha atención, mucha energía. Es importante poder pedir ayuda e identificar cuando se está a punto de entrar en una situación de desborde.
Los primeros tiempos sobretodo pueden ser muy agotadores para los padres. Muchas veces el entorno social espera que la madre o el padre estén totalmente “felices y radiantes” y no toleran manifestaciones de cansancio o desborde. El puerperio suele ser una época idealizada socialmente y muchas mujeres sufren esta idealización como un “mandato” social.
En ese sentido creemos importante poder conversar en pareja o en familia sobre las exigencias que se sienten en relación al nuevo rol, las expectativas propias y del entorno, los ideales que todos tenemos dentro, lo que implica para cada uno esta nueva construcción identitaria.

Bebé real vs bebé imaginario
El bebé real llega a nuestras vidas un día. No el del nacimiento. No en el parto. No en esos primeros momentos donde nuestro cerebro cansado y aturdido de tanta emoción, se tambalea aún en el filo de las fantasías y los ideales. El bebé real rompe el “traje de padres” que teníamos confeccionado desde hace tanto tiempo para estrenar ese día. Nos desnuda como él y nos invita a empezar de cero, desde el inicio, desde la ingenuidad y el asombro.
El bebé real suda, llora, vomita. No duerme en su cuna solito. El bebé real necesita sentir que hay brazos y piel que lo envuelven, que lo sostienen, que hay ojos y voz, que hay latido y sangre. El bebe real necesita padres y madres reales. Que se cansen, que se agoten.
Padres y madres que duden y se desesperen, pero que no duden en regresar al vínculo una y otra vez. Padres y madres que no lo sepan todo, que puedan preguntarlo todo y aún así guardar un trozo grande de incertidumbre, de no saber cómo seguir, de no saber qué hacer, de no saber si funcionará.
El bebé real necesita padres y madres que crean en él y que crean en sí mismos como única certeza.
Y mientras tanto, el bebé real necesita padres y madres que disfruten, que se rían, que se rían de sus inseguridades, de sus contradicciones. Padres y madres que se animen a recorrer un camino que se construye ladrillo a ladrillo, con el barro de cada día, con la huella de cada paso y que nunca, nunca termina.


“El puerperio suele ser una época idealizada socialmente y muchas mujeres sufren esta idealización como un mandato social”


 


Yohana Sampietro
LIC. EN PSICOLOGÍA PERINATAL
Atención y acompañamiento a padres y familia
en CRIANZA, EMBARAZO y PUERPERIO
cel. 099749329


 

Fecha
02/10/2018
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