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Junio/2012

Edición Junio Nº107

Acá estoy, nuevamente sentada, tratando de inspirarme para la editorial como todos los meses. Tengo que reconocer que, mucho ya sabrán, sobre todo la gente que me conoce desde chica, que no soy buena escribiendo y menos que menos redactando. Toda mi escolaridad sufrí por eso.
Con Alejandra, la editora, he aprendido muchas cosas, me ha dado algunos tips para inspirarme, como por ejemplo releer algunas notas, pensar en cosas de mi infancia, en mis embarazos, en mis partos, en cosas que hacen o dicen mis hijos o simplemente en el día a día.
Ustedes dirán; ¿como se le ocurrió hacer una revista entonces? ¡Tienen razón! A veces me inspiro, me queda genial y la gente me felicita cosa que me sorprendo de mi misma, hasta el punto de sentirme como una “editora” en jefe de una súper revista internacional. Otras veces me quedo nublada sin nada que decir o poner, agotada después de tanto trabajo luego de un cierre.
Reconozco que por lo que si me caracterizo, aunque tampoco presumo de eso, es por ser tenaz, emprendedora y luchar por lo que quiero. Me cuesta bajar los brazos, además de ser un poco “rostro” por haber elegido dedicarme desde hace ya 11 años a algo para lo cual no me he especializado. Sin embargo, seguramente tengo más agallas y en todo este tiempo he aprendido igual o más que muchas persona que han estudiado.
Justamente, el otro día hablando en la cocina con mi hijo de 16 años (que dicho sea de paso fue mi fuente inspiradora para arrancar a hacer esta revista) sobre su futuro y elección a cerca de qué estudiar, me dijo que el sueño de todos sus amigos incluyendo él, es el de ser dueño de su propia empresa y no ser empleados; cosa que me sorprendió. Seré una ignorante, pero le recomendé que no todo en la vida es el estudio, y le leí esto que me llego de Fabi Werba que fue mi instructora del curso del Arte de Vivir que me encantó, lo quiero compartir y trata el tema de correr riesgos como le explique a mi hijo Manuel

Reír es correr el riesgo de parecer tonto.
Llorar es correr el riesgo de parecer sentimental.
Abrirse a los demás es correr el riesgo de involucrarse.
Expresar los sentimientos es correr el riesgo de ser rechazado.
Hablar de nuestros sueños frente a una multitud es correr el riesgo al ridículo.
Amar es correr el riesgo a no ser amado.
Enfrentar cara a cara fuerzas abrumadoras es correr el riesgo al fracaso.
Pero el riesgo mas grande en la vida es no arriesgar nada.
La persona que no aprende a correr riegos no tiene nada, no hace nada, no es nada.
Puede evitar sufrimientos y miedos, pero le cuesta aprender, sentir, crecer y amar.
Solamente la persona que arriesga se libera de las presiones que la frenan y se siente libre.

Las dejo por acá, feliz de haber corrido el riesgo y de hacer lo que hago. Como me dijo una abuela el otro día cuando le conté a lo que me dedicaba; “Debe de ser súper lindo leer y escribir siempre sobre bebitos y tocar temas de esas etapas tan linda de la vida, donde todo es amor y ternura”.

Hasta julio,
Rosina Campomar

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