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Agosto/2012

Edición Agosto Nº109

“Hay madres que disfrutan y otra que sufren la llegada del primer hijo”, dice un artículo que recién leí en una revista que llegó a casa por correo. ¡Cuántas veces hemos tratado ese tema!
Los recuerdos de mi primer hijo, y por favor no me mal interpreten, me dicen que fui una de esas madres que sufrió. No me avergüenza admitirlo. En todo momento desee ese embarazo. Adoré ese primer bebé. Pero, simplemente, elegí ser una mamá sufrida; cosa que con mi segundo hijo ya no me pasó.

Fui madre por primera vez con 24 años, joven; aunque eso no tendría que ser una excusa. Si me sentía cansada, por ejemplo, era incapaz de pedir ayuda. Con los años me di cuenta que conductas de ese tipo me llevaron a ser una mamá abnegada. Creía que si no era así, era irresponsable. Si, no se rían, era casi la típica Susanita de Mafalda. Tanto lo era que me olvidaba de mis otros roles. Junto a eso, me volví estructurada, exigente y aprensiva, lo admito.

Ojalá hubiese llegado a mis manos, en aquellos años de mamá primeriza, este artículo del cual les hablé, cuyo autor omito porque carece de firma. De manera interesante nos enseña un ejercicio llamado “Dividir la torta”, nunca había escuchado sobre él. Me pareció una buena manera para visualizar cómo está nuestra vida o cómo queda después de la llegada del primer hijo. También me pareció válido para aplicarlo en cualquier otra etapa de la vida.
El ejercicio debe realizarse con la pareja. Cada uno tiene que tomar una hoja y dibujar una torta. Luego la dividen en porciones según sus roles y el tiempo que ocupan en sus vidas. Sin duda, en ese momento tan crucial como lo es ser mamá primeriza, tu función de madre va a ocupar una porción mucho mayor a tu rol de hija, de amiga, de profesional o del trabajo que sea fuera de casa. Que tu pareja haga lo mismo sobre sus roles. Miren cada uno su torta unos minutos y a reflexionar sobre cada una. La gracia del ejercicio es saber si cada uno está conforme con el tiempo que le dedica a cada parte de su vida.

Si lo hubiera hecho en aquel momento, hace ya 16 años, y como a muchas de ustedes hoy, el resultado sería casi 90% de la torta full time a ser mamá; lo que en aquel momento entendí era lo que más feliz me hacía. Fue mi elección, aunque seguro no me preguntaba o cuestionaba si era lo más correcto o acertado. Solo ellos podrán juzgarme cómo ha sido mi rol como madre en todos estos años. Ellos han llenado de alegría mi corazón.

Feliz Día del Niño; que sus hijos sigan estando presentes en sus corazones en el espacio que ustedes mejor crean.

Hasta septiembre,

Rosina Campomar

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