Estoy súper feliz, soy una privilegiada por irme de viaje y poder tomarme vacaciones por 10 días con mi familia y mis 2 hijos invitados por mi madre. Aclaro esto último porque no es un dato menor y es la primera vez que lo hacemos. ¡Desde ya le estoy muy agradecida y encantada por su gesto y esfuerzo!
Mis tías, que son muy cómicas, usan un término que puede caer un poco despectivo para otros miembros de la familia, pero que es muy grafico: “solo los de la sangre”. Con eso se refieren a la familia que uno no elige, la que ya viene con nosotros, padre, madre, hermanos.
Hay familias de todo tipo: grandes, chicas, charlatanas, calladas, peleadoras, tranquilas, unidas o desunidas, cariñosas o más frías. Pero, creo, no existe la perfecta. Es algo que lo vamos aprendiendo con los años. También he aprendido que la que nos tocó la tenemos que aceptar como es, “como venga”, dirían mis hijos.
Con el tiempo nos vamos dando cuanta que hay que cuidarla, defenderla y logran un buen equilibrio con cierta comunicación. Es lo que estoy tratando de transmitirles a mis hijos. Hay que hacer un pequeño esfuerzo y dedicarle un poco de tiempo, sin mucha obligación, porque si se vuelve obligación, ya pierde su encanto. Bueno, con esa familia, es con la que nos vamos de viaje.
Esta también la otra familia, la que podemos llamar “tipo” (papá, mamá, 2 hijos y el perro) que no es garantía de felicidad para nadie y de la cual hablan en éste número dos de nuestros mejores colaboradores, Sandra Jegerlehner y Álvaro Farías, para ahondar en lo que ha pasado hoy con esa estructura, sus cambios y qué es lo mejor para la crianza de los niños. Quedó imperdible, muchas gracias a los dos.
Cierro con esta frase de Laura Gutman que me encantó y dice:
“El equilibrio familiar se logrará cuando sepamos que los niños llegan al mundo para ser amados, no para complacernos.”
Hasta octubre,
Rosina Campomar
