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Octubre/2016

Edición octubre

Soy seguidora, como muchos, del psicólogo español Joan Garriga que vendrá este octubre a Montevideo para dar talleres sobre Constelaciones Familiares y Terapia Gestalt.


Leyendo su facebook, cuenta que le llama mucho la atención el resultado de una encuesta improvisada que hizo en sus últimas conferencias. Preguntó quién no se sintió suficientemente (o bien) querido por sus padres.  El resultado fue que muchos levantaron la mano. También preguntó cuántos de los que son padres dirían que no quieren suficientemente (o suficientemente bien) a sus hijos. En ese caso, casi nadie levantó la mano.


No hacen falta conocimientos de contabilidad para deducir que los números no cuadran. Joan afirma que hay una sola explicación a esto y es de orden cultural: “se ha privilegiado el cuestionamiento de los padres, dando alas quizá a un movimiento necesario para  transitar de una cultura excesivamente patriarcal hacia otra más filial”. Continúa diciendo que “sin embargo, todos los extremos necesitan corregirse y la actual dictadura moderna de lo filial debilita tanto a los hijos como a sus padres. Los confunde, acentuando la puesta en escena acusatoria contra los padres y la tendencia victimista e irresponsable de los hijos, mientras los padres sufren innecesariamente en un amargo acopio de culpas. También los padres han entrado en el código cultural imperante auto perseguidor de que deberían ser mejores, más perfectos”.


Con mis amigas, que estamos más en la edad de hijos pre- adolescente, nos hemos sentido identificadas con esto, hasta tal punto que hemos creado un consejo bastante acertado y sabio entre nosotras, saquémosle a ELLOS (nuestros hijos) un poco el foco.


Da para pensar.


Hasta noviembre.


Rosina Campomar


 


 


 

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