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Noviembre/2009

Edición Abril nro 93

Esta semana leí, y me sorprendí, con una entrevista que le hizo “Viva”, la revista de Clarín, a Carolina Shah, periodista argentina que vive en Miami que pudo ser mamá (luego de perder dos embarazos) gracias a que otra mujer llevó a su bebé en su vientre, método conocido como ”maternidad subrogada” o “alquiler de vientre”. Como también hicieron famosos: Ricky Martin, Sarah Jessica Parker, Michael Jackson o Elton John. Una idea descabellada, al principio, como bien relata ella en la entrevista. Pero nos guste o no, se ha convertido en una práctica legal en algunos países (ella agradece especialmente al estado de la Florida) y en otros aún no está regulada. La misma se practica realizando una fertilización in Vitro con los espermatozoides del marido y los óvulos de la esposa, posteriormente se transfieren los embriones al útero de una mujer gestante. Desde el punto de vista de la jurisprudencia argentina, por ejemplo, la madre es la que ha parido. En Uruguay también. Lo mas agotador, o desgarrador e interesante, que cuenta, entre muchas cosas, es lo que tuvo que luchar con los debates éticos y morales. “No soportaba a la gente cuestionadora, ni a los que aplaudían fascinados mi valentía, ni a los curiosos desconocidos que intentaban sacar una radiografía a esa mujer que tan abiertamente confesaba semejante acto de ciencia ficción, ni hablar de los que llegaron a pensar que era una abusadora de mujeres desesperadas”.
La variable económica, tema que me dejó helada, ronda los 40 mil a 100 mil dólares, y es un tema más entre otros no menos complicados: el político, el legal, el ético o el religioso. Ya en la selección de la candidata saltan los prejuicios, relata. Encontrar a la portadora es apenas el principio. No eran solo Carolina y su marido los que la elegían, sino ellas también los debían elegir a ellos. Hay judías, negras o cristianas que solo lo hacen con personas de su misma raza o religión. Lo más estresante es el contrato que se firma, pese a que hay abogados de por medio. Al final, lo que ella decidió fue que lo mejor era buscar un útero sano y lo más parecido al de ella. Les llevó 6 meses llegar a los detalles de lo que querían.
La agencia le presento a Pat (ojos azules, buena cadera, 34 años, casada, con 2 hijos y psicóloga) y Carolina supo desde el primer momento que iba a ser la elegida. Pero pese a esa seguridad no dejó de preocuparse si estaría cuidándose, tomaba las vitaminas o si se alimentaba bien. Lo que me hizo reír, dentro de todo lo fuerte que era la entrevista, fue el ataque de nervios que le produjo a Carolina el enterarse, por casualidad, que Pat tenia 6 gatos en su casa a los 6 meses del embarazo, y confiesa que si lo hubiera sabido antes, la hubiera descartado.
”Yo quería parto natural, Pat por cesárea. Fue la experiencia mas increíble que una persona puede vivir, estar en tu parto cuando la que pare es otra mujer”. No dudo que sea una historia de amor. Es un milagro que fue posible, como dice bien ella, gracias a Pat, la ciencia y la ley. Tres meses después del parto, estaban con el marido bañando al bebe, tocando el cielo con las manos y quisieron llamar a Pat por teléfono para contárselo y compartir con ella la alegría de ese momento.
Ante este tipo de historias me detengo a pensar lo sencillo que es para algunas concebir un hijo y lo difícil y sacrificado que es para otras, además de lo que somos capaces de hacer, como seres humanos para llegar a la meta. Solo nos debemos de poner un rato en sus lugares. Un hijo propio cargado en el vientre de otra mujer debe de confundir, y mucho, sobre todo desde el punto de vista psicológico. Así que soy una de las que aplaudiría su valentía.
Hasta mayo!
Cariños
Rosina Campomar

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