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Noviembre/2016

La comida en la edad preescolar. Acompañar el crecimiento

Hay pocos actos de amor como dar de comer a nuestros hijos. Cocinar no es solo alimentarlos, es estrechar lazos, relajarse y expresar nuestro compromiso con ellos. Pero no siempre los padres tenemos el tiempo suficiente y, sobre todo, no sabemos qué cocinar. Precisamente para facilitar esa noble tarea el cocinero Daniel Guasco y la nutricionista Marcela Balás escribieron el libro ¡Cómo crezco! con información sobre la alimentación en las diferentes etapas del desarrollo del niño (desde el embarazo, lactancia, preescolar, escolar y adolescencia), recetas, testimonios de padres, un glosario y lista de equivalencias caseras. Un libro muy completo que vale la pena.

La alimentación en la edad pre-escolar se ve marcada por la desaceleración del crecimiento del niño con respecto al primer año de vida, por tanto el apetito es menor. Se caracteriza por un aumento de peso promedio en las niñas de 2 kilos por año y en los varones de 2,5 kilos por año, y de la talla promedio de 8 cm anuales.


Se da un importante desarrollo cognitivo, al adquirir destreza en áreas motrices, en el habla, la comunicación y el aprendizaje. Al incorporarse a los centros de enseñanza, el niño socializa con otros niños y otros adultos. También reconoce su cuerpo como propio y logra cierta autonomía. Por otra parte, ya comienza el control de esfínteres, lo cual refuerzo lo anterior.


Con respecto a la alimentación, ya está incluido en la mesa familiar y cada vez más adquiere la autonomía para alimentarse solo y utilizar los cubiertos. Como su estómago tiene poca capacidad, come porciones pequeñas, por tanto puede necesitar, además de las cuatro comidas, dos colaciones o entre comidas. Esta colación debe estar  compuesta de alimentos saludables como frutas, yogur, pan o alguna preparación casera, evitando golosinas, snacks o jugos artificiales.


Los requerimientos nutricionales se van incrementando, por lo que la variedad de alimentos es primordial. El tipo de alimento y la frecuencia de la ingesta son similares a la de un niño menor de 2 años, modificando las cantidades pero no en demasía. El mismo niño regula bien sus propias necesidades, por lo que se insiste en no obligarlo a comer si no quiere. El mejor indicador de que el niño está adecuadamente alimentado es el aumento de peso y talla, que se observa en los controles correspondientes por el profesional de la salud.


No sustituir alimentos por leche


En esta etapa de debe de cuidar especialmente la cantidad de leche brindada por día. En algunos se observa que el niño continúa tomando mamadera, en varias oportunidades, durante el día, antes de dormir, o incluso durante la noche. En ocasiones, si no come bien los alimentos sólidos se los sustituye por leche. Esta práctica está desaconsejada por varios motivos:



  • La leche no remplaza ningún alimento, pero para el niño es más fácil tomar líquidos que alimentos sólidos, ya que evita la masticación.

  • La prefiere porque es un alimento conocido desde que es muy pequeño.

  • Si bien contiene buen aporte de algunos nutrientes, está limitada en otros como el hierro, incluso el calcio que compite con la absorción del hierro a nivel intestinal.

  • En cantidades mayores a las recomendadas puede producir microsangrados intestinal, provocando anemia.


Por lo tanto, la recomendación de consumo de leche es entre 500 ml y 750 ml por día. Brindar más cantidad se provoca un perjuicio en la calidad nutricional más que un beneficio.


En esta etapa es de esperar que el niño rechace alimentos nuevos o que no conozca o entienda que puedan ser dañinos. A esta actitud se le denomina neofobia, se trata de un comportamiento instintivo que nos protege de comer algo tóxico. Le neofobia es una de las causas de la inapetencia infantil y del empobrecimientos de la alimentación, ya que, por lo general, los niños manifiestan su aversión hacia las verduras y las comidas ricas en proteínas. En muchos casos, suele ser necesario ofrecer un alimento nuevo unas 10 veces como mínimo para que lo acepten.


Otras veces, el rechazo es a alimentos que el niño comía de más pequeño pero ahora no los acepta. Esto puede suceder porque comprende que tiene poder de elegir, desencadenando cierta reacción en los padres, llamando su atención. Los especialistas han comprobado que los niños muestras más  tolerancia a estas comidas tras dos semanas de exposición paciente y continuada. Sin embargo, los padres suelen cambiar de alimentos cuando el niño lo ha rechazado una tres o cuatro veces.


El ambiente a la hora de comer debe ser agradable, de intercambio  social y de aprendizaje con el adulto que está a cargo, por tanto la televisión debe estar apagada, ya que distrae tanto al niño como a los padres y se pierde ese contacto  tan importante. Estos momentos compartidos son cruciales para el aprendizaje de los hábitos alimentarios. Conocer y probar variedad de alimentos, apreciar sus características, brindando formas de presentación atractiva, apoya la educación nutricional en esta etapa. Tampoco se deben usar las pantallas para que el niño distraído como más o todo el plato, esto no lo ayuda desde el punto de vista nutricional porque favorecemos conductas que promueven la obesidad.


 “Pensar que la alimentación saludable no va de la mano del placer de comer rico es un gran error, se puede tener todo. Solo se trata de combinar alimentos, jugar con los colores y sabores y realizar elecciones en forma inteligente


 De acuerdo con las características de esta etapa, se debe tener muy en cuenta no usar la comida como premio o castigo; si el niño tiene algún conflicto es mejor resolverlo de otro modo. Cuántas veces habremos escuchado frases como: “Si te portas mal, te hago brócoli para la cena” o “si te portas bien, te compro un helado”. Con estas actitudes estamos reforzando conceptos de que lo bueno y rico van de la mano.


En realidad no hay prohibiciones a la hora de elegir alimentos, lo importante es que exista variedad y en su mayoría que sean naturales, evitando los productos industrializados ricos en grasas, azúcares, colorantes. Generalmente se recomienda dejarlos para ocasiones especiales, pero en realidad de ese modo damos la idea de que en momentos alegres, como cumpleaños, fiestas, comemos productos que no hacen mal. De a poco es conveniente pensar en alimentos sanos también para las fiestas, sustituyendo los snacks por comida casera.


Capítulo Alimentación en la edad preescolar, del libro ¡Cómo crezco!, Guía de alimentación saludable para acompañar el crecimiento, autores Daniel Guasco y Marcela Balás, Penguin Random House Grupo Editorial, en todas las librerías $ 690.


 


 

Fecha
01/11/2016
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