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Julio/2017

El Gateo. Un paso hacia la independencia

Andar a gatas es el primer método que utiliza el bebé para desplazarse por sí mismo. Comienza por aprender a mantener el equilibrio sobre sus manos y rodillas en el gateo tradicional, para luego moverse hacia adelante y atrás, haciendo presión con las rodillas. De esa forma va fortaleciendo los músculos que pronto le permitirán caminar. Al gatear el bebé está descubriendo el mundo, se familiariza con su cuerpo, acomoda su columna del mejor modo, aprende a coordinar sus respuestas motrices, siente con todo su cuerpo la diferencia de texturas y desarrolla el sentido de logro al alcanzar un juguete.

¿Qué es lo que impulsa al niño a querer moverse solito por el piso? La respuesta es muy simple: las ganas de tocar y agarrar todo lo que ve, de inspeccionar el mundo, de investigar cosas nuevas, la curiosidad por ver que hay objetos que no conocía, lo llevan a desarrollar esta conducta. Descubrir el mundo, tocarlo, explorarlo le produce alegría, satisfacción y es una fuente muy importante de conocimiento.


Antes de llegar al gateo en cuatro patas va a rodar hacia un lado y otro. Más adelante en vez de rodar va a lograr reptar, o sea, boca abajo y con un enorme empujón, arrastrará el cuerpo hacia delante. Y gracias a todos estos pasos previos conseguirá luego despegar la panza del piso, adelantar la mano derecha, luego la rodilla izquierda, la mano izquierda y finalmente la rodilla derecha. De esta manera logrará “gatear”.


Alcanzar el objetivo deseado requiere de mucha tenacidad y fuerza. Al principio se tumbará para los costados, porque no tendrá mucha estabilidad debido al meneo constante de su cola lo que le hace perder por momentos el equilibrio. Con la práctica, va a ir logrando afianzarse y gatear a gran velocidad sin caerse hacia los lados. Esta fase de gateo puede durar mucho tiempo.


Es alrededor de los 8 a los 10 meses, que muchos bebés comienzan a desplazarse por todos lados en cuatro patas. Esto marcará un hito en la adquisición de su autonomía, ya que empezará a desplazarse por sí mismo explorando el mundo que lo rodea. Es importante que los papás sepan, que el gatear no es imprescindible para que aprenda a caminar. De hecho, muchos, en vez de gatear, reptan o se arrastran por el piso y luego se largan a caminar. Siempre tenemos que tener en cuenta que cada niño evoluciona a su manera. La fase de gateo no guarda ninguna relación con su inteligencia o sus destrezas físicas futuras. Lo esencial es que el niño camine y que adquiera autonomía en su desplazamiento. Hay que respetar el ritmo de aprendizaje de cada niño, no debemos presionarlos, el desarrollo es un proceso evolutivo, no una competencia.


Todo esto lo conseguirán ellos solos, no necesitan de la ayuda del adulto o de ningún aparato. El andador no es recomendable, ya que su utilización impedirá que aprenda a soportar el peso de su propio cuerpo de forma natural.


 


Algunos consejos:



  • Desde muy chiquito, (desde que nace si se quiere) el bebé da señales de preparación para la etapa de gateo. Hay que colocarlo sobre una superficie lisa y colorida en posición boca abajo, para estimular a que levante su cabeza. Para ello se puede utilizar una manta o alfombra, siempre bajo la supervisión de un adulto. Durante esta etapa todos los bebés tienen el reflejo de arrastrarse para moverse.

  • A partir de los dos meses de vida van a perder ese acto reflejo de arrastrarse, ahora, cuando vemos que se mueven, será por voluntad propia y no por instinto. Los padres deben seguir poniéndolo boca abajo para fomentar este movimiento, de esta forma comenzará a extender sus manos para soportar el peso del cuerpo y arrastrarse. Este trabajo estimula la vista, oído, equilibrio y tacto. Los movimientos de las manos se desarrollan desde un principio, por eso pronto puede tomar, apretar y frotar.

  • A partir de los 3 – 4 meses es importante cambiarlo de posición o de postura. Pueden ponerlo un rato de costado, cuando esté despierto y antes o un rato después de haber comido, de esta manera comenzará a sentir su propio peso sobre las manos. Además con este ejercicio estamos favoreciendo el desarrollo de su musculatura. A los 3 meses el bebé puede controlar perfectamente el movimiento de su cabecita y la sostiene muy bien. Allí es cuando comienza a empujar los brazos hacia arriba.

  • A los 5 meses es capaz de levantar su pecho y la cola. Aprende a rodar sobre sí mismo lo que le proporciona mayor movilidad.

  • A los 6 meses hay un cambio de tono muscular. Antes de esa edad, el bebé está en flexión pero ahora comienza a estar en extensión pues se está preparando para pararse. Ya despega la panza del piso y tenemos que estimularlo para que se deslice para alcanzar cosas que desea. Los papás pueden ayudar poniendo su mano detrás de sus pies para que la use de apoyo. De esta forma se van fortaleciendo los músculos que le van a permitir sostenerse sentado sin ayuda.

  • Antes de los 8 meses cuando quiere o desea algo utiliza las manos para señalarlo y de esta manera obtenerlo gracias a la ayuda de los papás. Los bebés que están muy apurados por comenzar a desplazarse pueden, a los 7 meses, comenzar a hacer los primeros intentos.

  • A los 8 meses ya comienza a gatear, a adquirir fuerza en sus manos, lo que lo ayudará más adelante a afirmarse para poder pararse. Al principio va a avanzar con el brazo y pierna del mismo lado. Después de los 9 meses va a tomar impulso y se va a desplazar arrastrándose sobre su panza hasta alcanzar lo que quiere.

  • Entre los 9 y 10 meses todos los niños tienen la necesidad de desplazarse y es por ello que el cuerpo trata de seguir y poner en práctica las órdenes que se imparten desde su cerebro. En esta etapa los movimientos serán alternando brazo derecho con pierna izquierda y viceversa.

  • Al año de vida lo ideal es que el niño comience a dar sus primero pasos.


Desarrollo Motor


Gracias al gateo los niños desarrollan la visión, el tacto, el habla y el equilibrio. Hoy en día, la mayoría de los bebés no se arrastran, ni gatean lo suficiente, no se les da la oportunidad de moverse libremente por el suelo, y esto puede causar futuros inconvenientes. El gateo es el resultado de una evolución en el control del cuerpo. Es un movimiento armónico, simétrico y coordinado. Les ayuda a fortalecer y desarrollar los músculos de los brazos, piernas, espalda y cuello, así como las articulaciones de todo su cuerpo. Con el gateo el bebé despliega sus sentidos y la autonomía, ya que al abandonar la quietud, va a comenzar a decidir hacia dónde ir y por dónde moverse, lo cual es fundamental para que pueda ir aprendiendo a tomar sus propias decisiones.


El gateo desarrolla:



  • El cerebro: esto se debe a que se van creando las rutas de información neurológica entre los dos hemisferios, lo que va a permitir el paso de la información de uno al otro, logrando la maduración de las diferentes funciones cognitivas.

  • El patrón cruzado: la función que hace posible el desplazamiento corporal organizado y en equilibrio del cuerpo. Esto quiere decir que el brazo derecho del bebé va a estar sincronizado con el pie izquierdo y el brazo izquierdo con el pie derecho.

  • El equilibrio (sistema vestibular): ampliará su percepción y de esta forma saber dónde están las cosas y conocer cada pedacito de su cuerpo.

  • Los procesos de convergencia y acomodación visual: podrá focalizar correctamente un objeto, saber a qué distancia se encuentra y dónde está ubicado, es decir que, gracias al gateo, el niño aprenderá a resolver problemas tales como: superar obstáculos, pasar sorteándolos, realizar más adelante juegos de encastre, rompecabezas y cualquier otra dificultad que implique la orientación espacial.

  • Sensibilidad táctil: al recorrer diferentes superficies toca y recorre diversas texturas. Esto favorece el agarre de objetos de tamaños diversos y mucho más adelante la toma del lápiz y el inicio con éxito el proceso de la escritura.

  • Coordinación cerebral ojo – mano: cuando el niño gatea comienza a percibir la distancia que más adelante habrá entre ojo y mano a la hora de leer y escribir. El gateo favorece la aparición temprana de ambas funciones.  


Cómo estimular al bebé:



  • El piso es el mejor lugar para permitirle practicar todas sus habilidades. El corral no es malo pero de esta manera limitamos el aprendizaje a un espacio reducido.

  • Es importante irle colocando juguetes u objetos de su agrado para que solito quiera ir a buscarlos.

  • Podemos posicionarle obstáculos a su paso como almohadas o cajas, para que solo descubra como esquivarlos, dándole más seguridad, velocidad y agilidad.

  • La ropa debe ser cómoda y con el talle adecuado (no grande ya que puede tropezarse).

  • No utilicemos zapatos todavía, sí medias antideslizantes. Dejemos a los niños descalzos que es la mejor manera para aprender.

  • Para que pueda recorrer toda la casa sin peligro, es imperioso que los padres acondicionen adecuadamente todos los rincones para evitar accidentes.


Juegos:


El juego es muy importante en el desarrollo del bebé. No sólo aludimos a los juguetes, sino también a los juegos corporales en los que no interesan tanto los objetos, sino el cuerpo.


Algunos de los que podemos proponer son los siguientes:



  • De sostén: son aquellos que producen en el cuerpo del niño variaciones de sostén. Ellos son: mecerlo, alzarlo, hamacarlo, sentarlo sobre los muslos, subirlo a los hombros, etc. Estos juegos van a permitir el contacto corporal a la vez que van introduciendo la sensación de temor y la forma de elaborarlo, contribuyendo de esta forma a que el bebé vaya adquiriendo confianza y seguridad.

  • De ocultamiento: en estos juegos se trabaja las nociones de aparecer y desaparecer, mostrarse y ocultarse. Es el juego “del escondite”, que podemos realizar usando un pañuelo traslúcido para que el niño pueda vernos a través de él. No vamos a encontrar en estos juegos un contacto tan directo como en los de sostén, pero la pérdida de referencia visual le ayuda a reconocer el espacio y trabajar la ansiedad. Alrededor de los 7 u 8 meses todos los bebés sufren la angustia de separación, o sea, lloran cada vez que la mamá o el papá salen de su vista. No es capaz de deducir que volverán pronto. Con este tipo de juego lo ayudamos a elaborar que los papás se van pero vuelven pronto. 

  • De exploración: el bebé necesita y quiere explorar todo lo que lo rodea, tocar los objetos que están a su paso, tomarlos, investigarlos, estudiarlos. Debemos poner a su alcance objetos que pueda manipular y que no sean peligrosos.

  • De persecución: es el juego de “mira que te agarro”. En estos juegos va adquiriendo la noción de la pérdida de su lugar seguro (ellos son los brazos de mamá y su propio cuerpo). Permiten ejercitar la ausencia, la imitación, la indiferencia, el desafío, el manejo de los miedos y el reemplazo de su refugio seguro.


 


Maria Eugenia Vilardo
Lic. En psicomotricidad


 

Fecha
02/07/2017
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