Edición Julio Nº156

Este mes, como en otros julio, les tocó el merecido protagonismo a los papás. No solo abrimos esta divina edición con una portada de lujo que lo dice todo sobre el amor puro padre - hijo, sino que, además les dedicamos un montón de notas —la mayoría, de hecho— a ellos.

¿Quién dice que en este país las personalidades de los medios no están a la alcance de la mano? Mariano López, a quien agradezco, nos recibió con buena onda, disposición, sencillez y con bizcochitos y café, que nos prepararon su mamá y su tía (¡estaba todo riquísimo!). Todo con una simpatía sin igual.

Para suerte de todas, atrás quedaron aquellos papas de antaño —porque aunque los sigue habiendo, por suerte son pocos— que al no tener un modelo masculino familiar asociado al cuidado de los hijos, se comprometían menos con la rutina diaria de la crianza de un hijo. Eran papás que llegaban tarde a casa después de que los nenes se dormían y se limitaban a sustentar la economía familiar.

Hoy tampoco es sencillo ser padre. Hay que estar más preparados, más informados para las exigencias de un nuevo rol. Como dice Sebastián, uno de los padres que brinda su testimonio en este número: "No es un verso. ¡Te cambia todo!".

Por favor aprovechemos a estos nuevos papás y vamos a dejar que ellos hagan lo que antes hacíamos solo nosotras. ¡Y mamás después no nos quejemos! Como muy bien dice una frase en la nota de Soledad Vieytes, "quien más los cuestiona es quien más reclama su presencia"

Gracias al papá de mis hijos por estar siempre y al mío por ser un "grande".

¡Hasta Agosto!
Rosina Campomar