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Junio/2019

Baby Blues

¡Llegó el momento tan esperado, nació mi bebé!… pero, ¿por qué estoy triste? En teoría cuando nace un bebé deberíamos sentir alegría, embelesamiento, conexión, miradas intensas, sonrisas, sentimiento de amor profundo y aparecer el famoso instinto maternal que tanto anhelamos ¿Así te imaginaste que sería ese tan ansiado encuentro pero en realidad te sentiste angustiada, triste, ansiosa, irritable y preocupada? Quizás hayas atravesado un episodio de angustia post natal.

Antes que nada, te cuento que es transitorio y bastante frecuente, y que además no necesita ningún tratamiento. El Baby Blues se da en aproximadamente un 80% de las mamás recientes, más habitual en primerizas, pudiendo aparecer en las primeras horas post nacimiento o hasta dos semanas después. Asimismo sus síntomas pueden permanecer desde pocas horas, 3 a 5 días generalmente, llegando hasta 15 días aproximadamente. Si observas que los síntomas permanecen luego de estas dos semanas, o si notas que en vez de ir disminuyendo, se van intensificando, necesitarás consultar con un especialista y comenzar un tratamiento.
Puedes tener uno o varios de los siguientes síntomas: ansiedad, tristeza profunda, sensación de vacío, insomnio o hipersomnio (necesidad de dormir mucho), irritabilidad, ambivalencia (por momentos te sientes plena con la llegada de tu bebé y por momentos te invade esa tristeza profunda), culpa. La ansiedad y la tristeza profunda son de los síntomas más fuertes y habituales. La ansiedad, en estos episodios, es significativa cuando altera la capacidad para vincularte con tu bebé. Puede sucederte que sientas ansiedad por no saber cómo agarrarlo, como alimentarlo, tener miedo por su salud y por la tuya, y uno de los más frecuentes: tener miedo de cómo cuidar a tu bebé cuando lleguen a casa o si serás capaz de hacerlo.


El juego de las hormonas
Del mismo modo que las hormonas juegan un papel fundamental en los cambios del estado de ánimo durante el embarazo, es también cierto que en estos episodios de angustia post natal hay un alto componente hormonal. Recuerda que tanto en un parto como en una cesárea hay múltiples subidas y bajadas hormonales, que además de producir cambios a nivel físico, lo hacen a nivel cerebral. En especial el estrógeno y la progesterona tienen un potente alcance de modificación y alteraciones en estos niveles. Absolutamente esperables luego del nacimiento.


La historia previa como factor que acompaña
La historia es de altísima importancia. Si tienes antecedentes de depresiones o cursaste una depresión durante tu embarazo, el riesgo de transitar una nueva depresión o de tener un episodio de Baby Blues, es un poco más alto.
También va a influir como haya sido tu historia, tu crianza, tus vínculos, como transcurrió el embarazo, si hubo mucho estrés o ansiedad, si tuviste apoyo. Son aspectos a tener en cuenta y a ser abordados durante el embarazo como factores preventivos.


Cuando el nacimiento no fue lo que esperaba o incluso traumático
Cuando estamos embarazadas y sobretodo llegando al último trimestre, comenzamos a visualizar y generarnos ciertas expectativas sobre el nacimiento de nuestro bebé. Cualquiera sea la forma que imaginemos, si luego esa expectativa se ve quebrada por la experiencia real, entonces la frustración será alta. Es aquí donde entran en juego nuestros propios recursos emocionales para transitar las frustraciones. Pero tampoco podemos olvidar que todo el mecanismo del nacimiento ya nos sitúa en una posición donde las emociones y los recursos están modificados, minimizados o todo lo contrario, potenciados.
Cuando el nacimiento es traumático, ya sea porque alguna cuestión de salud se puso en juego o porque nos vimos expuestas a una situación de violencia obstétrica, todos esos recursos emocionales se ven jaqueados, aumentando así las posibilidades de transitar un episodio de angustia post natal.
Uno de los recursos más primitivos para transitar estos momentos difíciles es la supervivencia. Se trata de todo el mecanismo que ponemos en marcha, física y psíquicamente, para poder transitar, adaptarnos y salir fortalecidas de alguna de estas situaciones. Esta característica básica para sostener la especie, es un recurso que utilizamos mucho al momento del nacimiento. Porque en ocasiones estas experiencias son tan movilizantes, que necesitamos recurrir a él para vivir. Necesitamos colocar toda nuestra energía psíquica en nosotras para poder vivir, para poder integrar la experiencia. Y esto hace que necesariamente nos desconectemos de nuestro bebé. Entonces, es un recurso biológico que encontramos para sobrevivir. Contamos con este recurso, pero muchas veces es perfectamente evitable tener que llegar a recurrir a él, por ejemplo en los casos de violencia obstétrica.


La crisis de la maternidad
Estas nuevas demandas y expectativas del rol materno, nos colocan en una nueva forma de sentir y vivir. Ni mejor, ni peor. Distinta. A veces nos remueve heridas viejas, nos crea nuevos miedos, nos hace vincularnos distinto con la gente y con nosotras mismas. Nos conecta con formas irreconocibles de cuidar a nuestra cría. En fin, todos estos cambios implican una gran crisis existencial. Esta crisis es parte del puerperio normal, pero dependiendo de todos los demás factores, también puede removernos hasta el punto de instalarnos por unos días en la angustia post natal.


¡No es tu culpa!
La bendita culpa materna que nos deja rotas por dentro y nos hace sentir malas madres. Quisiera que te quedes con esta frase: “hacemos lo que podemos con los recursos que contamos”. Si hay angustia post natal o Baby Blues, no es tu culpa. Si no puedes conectarte con tu bebé, no es tu culpa. Es algo que está sucediendo por y para algo, seguramente para cuidar tu integridad psíquica. Confía en tu cuerpo, es sabio para regularse, e intenta ser amable contigo misma, son muchos cambios en relativamente poco tiempo.


¿La angustia post natal es una depresión post parto?
La respuesta es no. Si bien tienen síntomas bien parecidos, existen algunas diferencias, sobretodo en la gravedad y en el tiempo de duración. El Baby Blues es un trastorno transitorio leve que dura hasta 15 días y la depresión es un trastorno grave, que puede durar desde unos meses a años, dependiendo del diagnóstico y el tratamiento, y sus síntomas deben estar presentes por al menos dos semanas para concluir con el diagnóstico. En la depresión post parto (que sucede en un 10-15% de las madres) los síntomas pueden aparecer hasta 1 o 2 años después del nacimiento, mientras que en el Baby Blues, como te mencionaba antes, aparece durante los primeros 15 días luego del nacimiento. La culpa, la desesperanza, el sentimiento de vacío, el retraimiento, la ambivalencia, la angustia profunda son síntomas característicos, intensos y habituales en la depresión. En ocasiones pueden aparecer dificultades para hacerse cargo de bebé y/o de sí misma, en otras, una preocupación obsesiva sobre la salud de bebé, generando a su vez mucha ansiedad.
Algunos estudios mencionan la posibilidad que le depresión post parto, sea una depresión no diagnosticada y por ende no tratada, que se inicia antes o durante el embarazo. Por lo tanto, te sugiero que si tienes alguno de estos sentimientos, sensaciones y estados de ánimo, consultes con un profesional de la salud. Recuerda que si es necesario administrar psicofármacos, los hay compatibles con el embarazo y la lactancia.


¿Se puede prevenir?
Si durante el embarazo percibes que tienes mucha angustia o ansiedad, consulta con un especialista. Por lo general si transitas estos síntomas durante la gestación y no los abordas, es altamente probable que estos prosigan en los primeros días post nacimiento o incluso que aumenten en intensidad y tiempo.
Busca espacios o personas con quienes poner en palabras lo que sientes. Si tienes momentos estresantes, poco apoyo social y familiar, busca ayuda para transitar el embarazo de la forma más saludable posible.
Acércate a grupos de embarazadas o de preparación al nacimiento para poder sacarte todas las dudas, informarte y sentirte acompañada y sostenida durante tu proceso. Siempre ver que a otras mujeres les sucede algo parecido, es aliviador en sí mismo.
Realiza ejercicio durante el embarazo, mejora el estado de ánimo, sobre todo por la liberación de serotonina y endorfinas.
Mantén contacto con la naturaleza y el aire libre.
Sigue un plan de alimentación saludable


¿Cómo acompaño a mi pareja, hija, hermana, etc. si está atravesando un episo-dio de Baby Blues?
Brinda apoyo, sostén, escucha. Ayúdala a cubrir sus necesidades vitales (hambre, sed, sueño, descanso, higiene), deslígala de exigencias externas, como el orden, la comida, la limpieza del hogar, etc. El contacto permanente con su bebé, le va a permitir llegar al equilibrio más rápidamente.
Promueve el vínculo mamá bebé, con paciencia y delicadeza. Recuerda que no necesita más exigencias. De esta manera podrá tener más energía psíquica para el contacto con su bebé.
Sugiere un acompañamiento terapéutico para trabajar su angustia y ansiedad, ya sea en la misma institución durante la internación o luego, a domicilio o en consultorio.
Promueve la lactancia materna. La liberación de oxitocina y endorfinas funcionan como “psicofármacos” naturales, aumentado la sensación de bienestar emocional.


Entonces, si sientes que estás transitando algo de todo esto, recuerda ser amable contigo misma, busca ayuda y confía en ti y en tu bebé.


Lic. Mercedes Pérez Rueda
PSICÓLOGA. PSICOTERAPEUTA
raicesmaternales@gmail.com

Fecha
02/06/2019
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